En 1957 James Vicary hizo un experimento en cines de EE.UU. que consistía en integrar fotogramas en las películas con mensajes publicitarios, estos no son percibidos por el ojo humano peor sí por el cerebro, o en teoría. Los mensajes que insertaba en las películas eran «come palomitas» y «bebe Coca-Cola», con lo que más tarde se demostró aumentaron las ventas de estos productos en un 58% y 18% respectivamente.
Aunque hay diversos estudios que ponen en duda el experimento y sus resultados, la verdad es que desde ese año se firmo un antes y un después en el mundo de la publicidad. Empezaron a experimentarlo todas las grandes empresas con mejores o peores resultados, hasta que en 1988 en España se crea la ley General de publicidad, que considera la publicidad subliminal algo ilegal y la define como aquella publicidad que por ser emitida con estímulos en el umbral de la sensibilidad no es conscientemente percibida.
Para mi fue un descubrimiento hace ya bastantes años viendo el peliculón «El club de la lucha» donde aparecían varias imágenes imperceptibles pero que todos habíamos visto. Cuando estás viendo la película no le prestas la atención suficiente pero sabes que ha aparecido algo anormal en ciertas partes. Eso creó en mi una curiosidad inusual, y después de ver varias veces algunas tomas y, por supuesto la película, descubrí que lo que se veía era como el «fantasma» de Brad Pitt se metía en la cabeza revuelta de Edward Norton. Si te fijas bien en el vídeo lo podrás ver en el segundo 16, ¿increíble, verdad?
A partir de ahí he visto cientos de mensajes ocultos, en carteles, vídeos, anuncios, películas, hay infinidad en la red donde lo que predominan son los de lo relacionado con productos de alimentación, y la mayoría inducidos al sexo ¿porque será? ¿seguirán consiguiendo resultados? Hay infinidad de dudas y teorías sobre el tema, pero si hasta ahora se sigue creando este tipo de acciones en las grandes marcas será con algún objetivo, no sería rentable tener un equipo completo pensando sobre como aportar este tipo de intrusiones a los consumidores a través de anuncios o películas.
Por aquí un par de ejemplos de KFC y MCDonalds, que se han encontrado en EE.UU. el país «number» 1 de la publicidad y el marketing por excelencia. ¡¡Qué curiosos!!
La cuestión es, si suponemos que es real que esta publicidad subliminal hace su función, ¿habría que prohibirla? ¿están jugando con nuestras mentes la grandes marcas?
